CRÓNICA POR PERICO.
Por fin llegó una de las fechas
señaladas en nuestro calendario "Fuckytiense", sábado día 17 de Mayo
de 2014, el día de vísperas de la primera edición de la tan renombrada
Nor3xtrem, la marcha cicloturista que
comienza y termina en Hervás y la cual toca tres de los valles emblemáticos de
la zona norte de Extremadura, Valle del Ambroz, el Jerte y la Vera. Tres fuimos
los componentes del grupo que participamos en la tan ansiada prueba, Julio,
Manu y el que suscribe. Decidimos irnos el sábado ya que la prueba comenzaba el
domingo a las 7.30 horas y dado que hay que desplazarse desde Cáceres,
tendríamos que madrugar mucho para viajar el mismo día. Julio empieza sus
vacaciones ese mismo Sábado, con lo que decide ir con su chica por su cuenta a
Hervás, aprovechando que ella es de allí y que quizás se queden unos días a
descansar por aquel maravilloso entorno. Es por ello que Manu y yo somos
quienes tenemos que coordinar para irnos juntos. Decido yo llevar el coche más
que nada por no tener que andar desmontando las ruedas de las flacas, ya que
dispongo de dos portabicicletas, así que quedamos tempranito para poder estar
en el Albergue de Hervás a una hora lo suficientemente prudente como para dejar
los equipajes y las "machines" y acto seguido irnos al pueblo a ver
el partido de fútbol que decidirá el campeón de liga.
LLegamos al Albergue y vemos que
está abierta la puerta, pero no está Carlos, así es como se llama el dueño, con
lo cual le llamamos por teléfono y nos quedamos dentro del albergue esperándole
en ese ambiente donde se respira paz y amor por cada uno de sus rincones,
debido a la tranquilidad y frescura que transmiten ese grupo de personas que
nos encontramos dentro (y sino le preguntáis a Manu). Nos empezamos a sentir
aludidos por algún que otro piropo que se deja caer en el ambiente, pero enseguida llega Carlos a
nuestro rescate, nos explica como va todo y nos dice que al día siguiente
tenemos a nuestra entera disposición la cocina y todo lo demás, con lo que nos
vamos a ver el fútbol.
Quedamos con Julio y Maite, es
así como se llama su chica, en el bar de un tío de Maite. Una vez en el bar
donde vimos el fútbol, nos damos cuenta que también está Jorge, Manolo y su
primo el vasco (no me acuerdo del nombre), unos chicos que también están
preparando la Quebrantahuesos al igual que nosotros y con los cuales hemos
quedado algún día para entrenar. Después del partido nos vamos a la terraza de
Benji, un ciclista amigo de Julio, el cual anda más que el IVA, por no decir
que la fuckineta de Felipe, a pesar de apenas entrenar según él, lo cual es
100% creíble, ya que tiene la piel más blanca que la nieve que más tarde íbamos
a ver al trepar por el puerto de Honduras. Mientras estamos en la terraza
tomando unas cervecitas (sin alcohol, como antes en el bar donde vimos el
fútbol, excepto Manu que se apretó el tío un par de tubitos con alcohol),
empieza a refrescar y cada mochuelo a su olivo, en este caso Manu y yo
compartimos olivo (habitación en el albergue), pero no nido, ya que cada uno
tiene su cama, incluso nos sobran dos camas que estuvimos tentados de darles
uso, acostando en ellas a nuestras flacas, jeje. Una vez en la habitación
dejamos preparado todo para el día siguiente y acto seguido comenzamos a
engullir hidratos sin conocimiento, como si no hubiera un mañana (nos llevamos
unos tupperware de pasta), para llenar los niveles de glucógeno al máximo, pues
estamos seguros que al día siguiente nos va a hacer falta. Sacamos de nuestros
equipajes la mayoría de las cosas que vamos a necesitar durante la prueba y las
ponemos a la vista, para cuando nos despertemos al día siguiente no perdamos
mucho tiempo. Ya va siendo la hora de descansar, ya que se aproximan las 12 y
al día siguiente nos levantaremos a las 6:15. Yo me bebo como medio litro de
agua antes de meterme en la cama, lo cual dicen que es muy bueno para estar
hidratado al día siguiente, pero no sé yo si fué buena idea, ya que me levanté
4 ó 5 veces al baño y Manu que en las rutas es un "auténtico meón",
creo que no se levantó ni una sola vez.
Llegó la hora, son las 6:15 y
suena el despertador, vamos, arriba, que el día promete, arriba que hay que
desayunar y partir para la salida, así que nos bajamos a la cafetería del
albergue intentando hacer el menor ruido posible, ya que la gente aún duerme.
Nos metemos en la barra del bar y nos introducimos en la cocina, en la cual
encontramos la barra de pan que nos dejó Carlos para las tostadas con
mermelada. Además de tostadas, Manu se hace un colacao con leche desnatada que
yo llevaba y yo leche con unos pocos cereales, zumo para los dos y marchando.
Julio nos avisa, está impaciente,
son casi las 7:30 que es la hora de salida y aún no hemos llegado, él ya está
en la salida y al llegar se le ve con facilidad, ya que entre los colores del
traje fucky y su planta es difícil no verle. Comienza la prueba, decidimos ir
juntos a ser posible hasta la subida del segundo puerto, es decir el de
Cabezabellosa, ya que entre el primer y segundo puerto hay un considerable
número de kilómetros llanos, con lo que es interesante hacerlos en una
grupeta. Bajamos a baños y comenzamos a
subir por la 630 hasta el cruce de la Garganta, donde nos desviamos y
comenzamos la ascensión del primer puerto, el de las Angosturas. las piernas
van sueltas, no tenemos intención de cebarnos para no pagarlo más adelante, con
lo que somos adelantados por un buen número de ciclistas hasta que encontramos
una grupeta a cuyo ritmo nos adaptamos a pesar de ser más bien alto, así vamos
devorando los 9 kilómetros de la subida hasta coronar el puerto y posteriormente
dejarnos caer vertiginosamente hasta Hervás, donde espera el primer
avituallamiento líquido, en el cual no para nadie, al menos de los que van
delante de nosotros y que tenemos a la vista. Julio y Manu en esta bajada van
por delante de mi, sacándome como 50 ó 100 metros, pero casi siempre
manteniéndolos a la vista. En un bache durante la bajada escucho un ruido y
acto seguido una voz del que venía detrás de mi, diciendo que se había caído
una bombona de CO2. Al oir el grito del que perdió la bombona me asusté,
pensando que se me había caído la bomba, aunque me dije a mi mismo, que le den,
sería prácticamente imposible parar a por ella y no poner en riesgo a los demás participantes
que venían detrás de mi, pero por fortuna no fue mi bomba lo que ocasionó el
ruido. No fui el único fucky que tuvo un sobresalto en esta primera bajada, ya
que a Julio se le fue la bicicleta en una de las trazadas y para no salirse
tuvo que frenar duramente, derrapando bastante su rueda trasera, hasta el punto
de empezar a salir como un polvo blanco de la fricción de la mencionada rueda
con la carretera y Manu que iba detrás, apunto estuvo de comérselo e irse
también al suelo, pero por suerte ninguno de los dos "hocicó",
llegando los tres a Hervás juntos, ya que en la zona llana antes de entrar en
el pueblo apreté un poco para cazar a mis compis y así poder entrar juntos para
salir con ellos en las fotos que nos había dicho Maite que nos iba a hacer. En
Hervás decidimos incorporamos a una grupeta de unos 15 ciclistas aproximadamente,
para intentar ir juntos al menos hasta la subida del segundo puerto del día y
así combatir el viento como habíamos pensado. En el primer tramo, hasta llegar
a Casas del Monte vamos a un ritmo bueno pero no del todo excesivo, ya que por
la exigencia de la carretera debido a sus continuos toboganes no podemos
hacerlo de otra manera, pero luego una vez que
bajamos desde Casas del Monte hasta el cruce de Villar de Plasencia,
vamos volando, manteniendo un ritmo de 40 kms/h sin esfuerzos. En la bajada de
Casas del Monte se destacan Manu y Julio sacando unos metros a la grupeta en la
que voy yo, distancia que siguen manteniendo en el tramo llano, lo cual no
entraba en mi cabeza, ya que interesa ir metidos en el bloque y así no
desperdiciar las fuerzas, pero todo tiene su explicación, luego me cuenta Julio
que apretó un poco para pararse a desaguar (otro auténtico meón, jejeje) y así
no perder mucha distancia con la grupeta e incorporarse de nuevo a ella sin
problemas. Así sucedió, Manu y yo nos quedamos en la grupeta y él se para, pero
luego nos pilla sin mayores problemas. LLega el cruce de Villar de Plasencia y
otra vez se empina la carretera, comienza el segundo puerto. Yo aquí ya decido
tomármelo con más calma, ya que el ritmo de Manu y Julio subiendo, es algo más
vivo que el mío y en una prueba de tantos kilómetros y tan exigente, hay que ir
regulando. Voy a gusto, con cadencia entre 80-90 y frecuencia cardiaca 130-150.
Kilómetro a kilómetro, como diría el Cholo, llego a el Torno después de dejar
atrás los 9 kilómetros de subida y me paro en el avituallamiento sólido y
líquido en el cual están Manu y Julio, pero ya a punto de ponerse en Marcha.
Les digo que tiren, que cada uno tiene que ir a su ritmo, Manu me dice que si
le pillo, que en Piornal va conmigo, pero le digo que en estas pruebas cada uno
tiene que buscar su ritmo y que no se preocupe. Ellos se van y yo me tomo un
poquito de sandía y melón y preparo un bote con sales minerales para salir
zumbando después. Bajo solo y en el llano que separa la bajada con el inicio
del puerto de Piornal me adelanta uno de Salamanca, el cual se pone delante de
mi a tirar y cuando lleva un rato me mira como diciendo que colabore, entonces
le adelanto y me pongo yo a tirar y él a rueda, así vamos hasta el cruce de
Casas del Castañar, donde comienza la siguiente subida, el puerto de Piornal.
El chaval de Salamanca pone su ritmo subiendo y veo que no es el mío, que es un
puntito superior, con lo que se me va y yo a lo mío, "chino chano",
subiendo a mi ritmo y de forma fácil, me encuentro bien, las sensaciones son
buenas. Me pilla un chaval de Plasencia que no está participando, pero compite
con un equipo federado y me dice que se ha acercado para ver la prueba y
entrenar, me cuenta como va la carrera y hacemos juntos unos cuantos
kilómetros, así hasta llegar al cruce de Barrado, donde él se da la vuelta y yo
me dirijo a hacer la segunda parte de la ascensión, el puerto del Mortirolillo,
que por cierto, poquitas risas con este puerto, vaya tela, bastante duro un par de tramos del
mismo, pero a pesar de ello bien, sin problemas, y así hasta llegar a Piornal
donde hay otro avituallamiento, en el cual paro para llenar los botes de agua y
comer algo. Aprovecho para saludar a un antiguo compi de gimnasio, el cual
servicialmente me atiende en el avituallamiento. Me despido y tiro para abajo,
a tumba abierta. En la bajada voy entre dos coches bastante tiempo ya que el
coche de adelante no va muy rápido y el de atrás no se atreve a adelantarme,
pero a un buen ritmo y así hasta llegar de nuevo a la carretera del Valle del
Jerte, donde se me viene el mundo encima al empezar el llano, ya que siento
unos pinchazos en el aductor de la pierna derecha y además mis pies empiezan
con el hormigueo que precede siempre al dolor insoportable que suelo padecer en
la zona del metatarso, sobre todo cuando hace calor y/o el número de kilómetros
es considerable. Veo que vienen como aviones tres participantes en bloque por
detrás, uno de ellos es el chico de Salamanca con el que hice el tramo llano
antes de comenzar el puerto de Piornal, me dicen que me enganche a ellos, pero
no puedo, estando así no puedo, que lástima, si me hubiera unido a ellos me
habría comido los 7 u 8 kilómetros que
faltaban hasta el puerto de Honduras en un abrir y cerrar de ojos. No puedo
dejar de pensar que viene Honduras en unos kilómetros y así como estoy, con los
pinchazos y el dolor de pies lo voy a pasar muy mal. De todas formas hay que
seguir, el ciclismo es así, hay que saber sufrir, lo dicen hasta los
profesionales, los cuales están todos muy preparados, marcando las diferencias
positivamente los que mejor saben sufrir, con lo que decido bajar el ritmo para
ver si los pinchazos se van pasando y no va a más lo de los pies. Me habían
dicho que existía un avituallamiento líquido al comienzo de Honduras, con lo
que pienso que allí podré llenar los botes y echarme agua por los pies para
aliviar el dolor, pero cuando llego al puerto no veo ningún avituallamiento y
le pregunto a uno que llega detrás de mi por el mencionado avituallamiento,
respondiéndome que ya me lo he pasado,
que estaba unos kilómetros más atrás, donde estaba Nando el de Pelín haciendo
fotos, que por cierto me saludó al pasar y me echó una foto. El participante
que me adelanta me dice que si quiero un trago de agua y le digo que tengo algo
aún, pero que quería haber llenado los botes para echarme en los pies y aliviar
mi dolor. Comienzo a subir casi sin agua, madre mía la que me espera, no se me
va de la cabeza lo que llevo encima, así que me pongo a subir despacito pero a
pesar de ello los pies cuando llevo como 500 metros o así me empiezan a doler
cada vez más, con lo que me bajo de la bici y me quito las zapas para darme un
pequeño masaje y echarme un poco de agua. Mientras estaba parado pasaron como tres participantes, uno
de ellos muy amable me dijo, que es lo que te pasa, le dije que estaba bien,
que era un dolor en los pies y le dije que tirara, con lo que no anduvo
parando. Me pongo las zapas y sigo para arriba, a un ritmo muy bajito, nunca
había subido este puerto tan despacio (muchos tramos a 8 y 9 kms/h), pero es lo
que hay, no paro de mirar el reloj para ver pasar los kilómetros, pero parece que el tiempo se detiene, no hay
manera de que el Garmin cuente un kilómetro más, así no acabo nunca y pensar
que no habrá agua hasta el final del puerto me desmotiva aún más. Decido no
mirar el reloj y pensar en otras cosas, por ejemplo en mi hija, lo cual me da
fuerzas y así poquito a poco sigo, no paran de pasarme participantes, si no me
pasaron más de 30 en honduras no me pasó ninguno (entre ellos Benji, el amigo
de Julio, el chico de la terraza). Cuando voy por el kilómetro 10 de puerto
aproximadamente, “voilá”, pero esto que es, qué ven mis ojos, un oasis, veo que
hay un avituallamiento, lo cual no lo esperaba, en el cual me tratan como a un
rey, me ofrecen una silla, me quito las zapas y me dicen que que es lo que
quiero, me llenan los botes unos niños, me traen hasta hielo para que pueda
darme un masaje en los pies, ya que me quitué hasta los calcetines. Esto levantó mi situación emocional, me dio un
empujón para subirme de nuevo a la flaca y seguir pedaleando para arriba, pero
siempre teniendo en la cabeza que iba tocado y debía seguir regulando. A pesar
de ello, seguían adelantándome gente, entre ellos el chico Vasco amigo de Manolo, el cual me saluda. Los pies van algo
mejor y los pinchazos ya no me molestan casi, con lo cual al llegar al tramo
llano de arriba aprieto para hacer esa parte a un buen ritmo y acto seguido me
tiro para abajo como un Águila, devorando los 13 ó 14 kilómetros de bajada en
pocos minutos y así llegar a Hervás, donde se encuentra la meta y unos metros
antes un guardia de tráfico regulando el tráfico en la glorieta que precede a
la mencionada meta. También en la meta
está Julio esperando para verme llegar, ya que le dijo Benji que me había visto
y que iba medio pajarón entre unas cosas
y otras. Cruzo la meta y voy hasta la entrada del polideportivo, donde está
Manu y me paro a hablar con él, comentando por encima como nos ha ido, luego viene
julio y nos metemos dentro del Poli para “untarnos el bigote”, tanto de cerveza
como de viandas con las que la organización nos obsequió. Ahora ya si que no
duelen los pies, parece que todo el sufrimiento vivido se hubiera evaporado por
arte de magia. Esta superación personal es la que hace grande a un deporte como
el ciclismo y a los ciclistas que lo practicamos y sobre todo cuando lo hacemos
como aficionados, sin esperar nada a cambio. Al final todo “OK”, se pasó un
buen día en el que compartimos muchas cosas y momentos con otras personas,
trabajando todos como un equipo y disfrutando de cada uno de esos momentos,
bueno, en mi caso no de cada uno de ellos, pero sí de la mayoría, jejeje.
Lo que tardamos en realizar la
prueba es lo de menos, yo fuí el que más tiempo empleó de los tres,
aproximadamente siete horas (creo que 6:57) y mis compis, Manu 6:38 o algo así
y Julio 6:30. La verdad que todos contentos, salió todo bien y sin ningún
percance, con lo cual prueba concluída con éxito, así da gusto, una vez
conseguido el reto todo es satisfacción, así que a esperar la próxima, que será la prueba de gran fondo
“Quebrantahuesos 2014”, en la cual se unirá un cuarto fucky, Felipe.